Con estas palabras les excitó a todos el valor y la fuerza. Los mirmidones cayeron apiñados sobre los Teucros y en las naves resonaban de un modo horrible los gritos de los Aqueos. Cuando los Teucros vieron al esforzado hijo de Menetio y a su escudero, ambos con lucientes armaduras, a todos se les conturbó el ánimo y sus falanges se agitaron. Figurábanse que el Pelida, ligero de pies, había renunciado a su cólera y volvía a ser amigo de Agamenón. Y cada uno miraba a dónde podría huir para librarse de una muerte terrible.
-Fragmento de La Iliada de Homero-
Estos últimos días, amigos, he estado algo ocupado, entre el trabajo, los deberes y los quehaceres. No he tenido un tiempo (mas bien un momento) en que hubiese sentido ese ansia por estar aquí escribiendo otra más de éstas particulares palabras. Sin embargo hoy, 24 de Junio decido volver a dar mis puntos de vista y mis jocosas opiniones en torno a un mundo lleno de arte y de basto conocimiento que apenas y nos es posible abarcar en plenitud (yo creo que aquí tiene un merito el internet).
Hablemos de arte: ¿Joder, pero… qué es arte? Es una fuerza creadora. Es inutilidad sublimada (Como dirían en Los Renglones Torcidos de Dios). No lo sé, es tanto y tanto que uno no puede llegar a concretar una idea primaria ante tal situación. Como sea, hace unos días fui a dos exposiciones (más bien que fueron inauguraciones); exposiciones donde el intelecto y donde los conocimientos adquiridos a lo largo de arduos años de aprendizaje y enseñanza de escuelas, talleres, institutos, diplomados o manuales de arte vienen a ser materia congruente, tangible y presente en lineas, trazos, curvas, solidos y liquidos, gelatina y aluros de plata, técnica digital y ampliación con plotter de pinturas, esculturas y fotografías.
En la primer exposición llamada Polisemia me llamó la atención el cómo existen muchos pseudointelectualoides (Sí, de aquellos que usan sacos de pana con algun sueter de cuello de tortuga) que se paran frente a la obra y alegan tanta sarta de estupideces (O tal vez, no… Todo parte de muhas cosas), sinceramente yo también lo he hecho, pero creo que lo hago con arte que vale la pena. Me explico: en realidad no toda la exposicion de Polisemia es mala (está en la Galería Circulo Azul en Coyoacán) las fotografías (entre ellas la de una muy excelente amiga) me parecen buenísimas por los colores pálidos y gastados, ciertas pinturas lo son de igual modo, luces y poligonos irregulares que se arman como rompecabezas onirico, sátiro y metafísico: esencia que como torbellino gira constantemente en torno al óleo cual vigilante eterno, sin sueño. Pero las esculturas, algo pasa con las esculturas; es sorprenderte creer que las personas llamen arte a unos tennis Converse rellenos de yeso y en la punta salpicados con pintura, no supe el precio, pero vámos a darnos una idea con la siguiente obra: dos tubos de cristal, uno con uñas adentro y el otro con cabello; el que tiene cabello se le agrega un poco de pintura negra y el que contiene uñas se le vierte esmalte color rojo ¿Qué tenemos como resultado? Una prueba del deficiente neoarte (insipido, apático, aberrante) del siglo XXI, una «obra de arte» que presume de costar $3000 pesos por tubo (Sí, 3mil pesos el tubo). No quiero verme tan chocante, el punto es que admito que el arte debe ser fluidez sencilla, no debe contener una extensa cantidad de filosofías, sino una abstracción moderada del ser, pero debe de ser un RETO para su creador. Debo decir que arte es, no sólo «proyectar los sentimientos» (con esas obras puedo decir «Demonios, hijo…. que sentimientos más vacios») es crear y demostar las habilidades arísticas de una persona, es lograr que de un pedazo de mierda puedas hacer algo glorioso. Ejemplo; el pintor Jackson Pollock, lo grandiso de ese hombre no radica en su monumentalidad, en realidad, muchos pueden decir «un niño puede hacer una de sus pinturas», cosa que puede ser, sin embargo Pollock no sólo aventaba pintura a diestro y siniestro en sus lienzos, era una labor mental y psicológica para desahogar los serios problemas cerebrales que tenía en él, lograba que algo tan simple como aventar latigos de pintura se convirtiese en una conección neuronal impresa en algaretes movimientos sobre un lienzo blanco. Ahora cualquier persona puede decir «si, yo pinto, yo pinto».
En conclusión, el arte debe ser una asimilación sin mayor dificultad: fluidez creativa y fluidez emocional: proyección e impacto sentimental que se escurre de las manos y va bajando del cerebro al corazón hasta que se convierte en ingenio; pero no por ello el «artísta» (término en su totalidad aberrante para mi) debe ser tan pobre en su destreza (me repito y redundo), al contrario, debe otorgarnos el privilegio sublime de contemplar todo un manual, una obra y una demostración de su dominio en el campo en el que se desenvuelve.
Por último, podría mencionar al grandioso señor Giorgio de Chirico, sencilléz: no desmoralización del ingenio creativo y si un reto al fauvísmo de Matisse, de Chagall (¿?).
Como recomendación (Y si gustan ver una obra de Giorgio de Chirico) váyan al Museo Soumaya en Plaza Loreto, San Angel. Hay excelentes obras y la entrada es gratis.
(De la segunda exposición… ¿Que decir? La realizó el CENART (¿así es o se llama diferente?): Con dicha exposición sólo me resta decir que el hecho de ser estudiado de un buen colegio no te va a dar el suficiente genio, creatividad y hegemonía que se necesita, va más allá, es busqueda incansable por un estilo; largo viaje de porciones y proporciones metódicas que van forjando la verdadera identidad del ser creativo).
Gracias.
Twitter.com/carloxcadena
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